Bienvenidos

Mi foto
J.A.Rios Independencia, Santiago, Chile
Te invitamos a compartir el proceso de cantar, bailar, oír y saborear el néctar del conocimiento trascendental de la literatura védica. Todos los Viernes de 19:30 a 21:30 Hrs en Cazadores 992 Fono: 717 83 07

Bienvenidos

Bienvenidos

Te invitamos a compartir el proceso de cantar, bailar, oír y saborear el néctar del conocimiento trascendental de la literatura védica.


Todos los Viernes de 19:30 a 21:30 Hrs en:

Cazadores 992 Independencia, Santiago de Chile

Fono: 717 83 07

Fotos de Programas

miércoles, 19 de agosto de 2009

CONCIENCIA Y MODALIDADES MATERIALES

Clase Gurudeva Atulananda

03-05-09

Si la humildad crea complejo de inferioridad, él orgullo crea el de superioridad. Pero como la humildad se da de acuerdo a las modalidades de la naturaleza material, la hay en la ignorancia, en la pasión y bondad.

La humildad en la ignorancia sí se podría llamar complejo de inferioridad o el estar subordinado ante quienes abusan de uno y lo maltratan. En la pasión es la subordinación a personas materialistas tales como filósofos mundanos, políticos, jefes, científicos y la subordinación nacida de los apegos sexuales y el amor mundano. En la bondad es el respeto a la naturaleza con sus leyes y bella y perfecta armonía. En la trascendencia la humildad es ante Dios y Su voluntad divina.

El complejo de inferioridad es el de superioridad pero frustrado, porque orgullo significa pretender conseguir metas sin la ayuda de Dios. Orgullo significa creerse el ejecutor. El que sufre de inferioridad actúa sin refugiarse en lo superior y con un sentimiento de envidia mundana. El que actúa sin Dios tampoco pretende las metas que Dios ha dispuesto, solo aspira por otras mediocres y mundanas. Un monje budista dijo: "el que tiene de todo en este mundo es una persona mediocre. Un hombre superior debe buscar la verdad".

Sí, el verdadero hombre es el que renuncia a lo mundano y efímero y acepta las metas dispuestas por Dios, acepta el reto supremo, el del conocimiento de sí mismo y el del despertar del amor divino por Dios y por todos los seres. A tan maravilloso logro está destinada nuestra existencia, pero de nosotros depende de que esta sea trascendente o intrascendente.

Los estados de conciencia, por supuesto, también dependen de las tres modalidades de la naturaleza. En la ignorancia solo hay conciencia de que se existe, no de que se sufre ni de la posibilidad de una vida de felicidad. En la pasión hay preocupación por procurar el placer personal, en la bondad hay altruismo y se procura la satisfacción de los demás, incluso de las plantas y animales, y en la bondad trascendental hay una máxima preocupación por agradar a Dios y a través de El a todos los seres de un modo completo y perfecto.

Antes de llegar a la verdadera felicidad debemos experimentar el dolor de la conciencia inferior. La ignorancia y los deseos mundanos deben causarnos dolor antes que la verdadera sanación pueda efectuarse. Sin dolor previo no habrá seriedad en la cura.
En la ignorancia se existe sin dolor, de un modo neutral y pasivo. En la pasión se sirven los deseos más densos y físicos, como lo sexual y tecnológico. En la bondad se buscan las leyes universales en aras del bien común.

En la bondad trascendental se busca el beneficio sustancial y eterno. Crecer en el conocimiento es crecer en la conciencia y crecer en la conciencia es crecer en el sentimiento, por lo que el conocimiento supremo culmina en el amor trascendental. Quien no ha alcanzado el amor divino no ha culminado su saber ni educación, es como un fruto que aun no madura hasta su verdadero dulzor. Por ello Krsna dice en el Bhagavad guita que la existencia de los sabios en este mundo culmina en la rendición ante Su divina presencia y amor. De este modo, esa existencia así madurecida, será llevada por fuerza natural a esa morada superior.

¿Qué problema hay en aceptar esto si vemos que hay distintas moradas para distintos niveles de conciencia?

viernes, 14 de agosto de 2009

Apareció en este mundo el 14 de Agosto 1896 en Calcuta India.

Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada
Apareció en este mundo el 14 de Agosto 1896 en Calcuta India.

Después de completar su educación universitaria conoció a su maestro espiritual, Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Gosvami, en Calcuta, en el año de 1922. Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati, un prominente erudito religioso, fundador del Gaudiya Matha (con 64 templos), gustó de este educado joven y le convenció a dedicar su vida a enseñar el conocimiento védico. Srila Prabhupada se convirtió en su estudiante y diez años más tarde (1932), en Allahabad, llegó a ser su discípulo formalmente iniciado.

En 1922, durante su primer encuentro, Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura le pidió a Srila Prabhupada que divulgara el conocimiento Védico en lenguaje inglés. En los años siguientes Srila Prabhupada escribió un comentario del Bhagavad-gita, ayudó al Gaudiya Matha en su labor y en 1944 comenzó a escribir y publicar una revista quincenal en inglés llamada De vuelta al Supremo, los discípulos de Srila Prabhupada la continúan publicando ahora en 19 idiomas.
En reconocimiento a la erudición y devoción de Srila Prabhupada, la sociedad Vaishnava Gaudiya de India, lo honró en 1947, con el título Bhaktivedanta.

En 1950, a la edad de 54 años, Srila Prabhupada se retiró de la vida matrimonial y vivió en condiciones muy humildes en el histórico templo medieval de Radha-Damodhara. Allí se ocupó por varios años en estudiar profundamente y en escribir. Aceptó la orden renunciante de vida (sannyasa) en 1959.

En Radha-Damodhara, Srila Prabhupada comenzó a trabajar en la obra maestra de su vida: una traducción al inglés (con comentarios) del épico de 18.000 versos llamado Srimad-Bhagavatam (Bhagavat Purana) en varios volúmenes. En esa época escribió también un breve ensayo, Viaje fácil a otros planetas.

Después de publicar tres volúmenes del Srimad Bhagavatam, Srila Prabhupada viajó a los Estados Unidos en 1965, para cumplir con la orden de su maestro espiritual.

Srila Prabhupada escribió más de 60 volúmenes de traducciones autoritativas, comentarios y estudios resumidos de los clásicos filosóficos y religiosos de la India.

En 1965, cuando llegó por primera vez de la India a los Estados Unidos, Srila Prabhupada arribó a Nueva York en un barco carguero, con el dinero equivalente a sólo cinco dólares. Un año más tarde, en julio de 1966, estableció la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON por sus siglas en ingés).

Hasta el momento de su partida de este mundo el 14 de noviembre de 1977, Srila Prabhupada guió a ISKCON y lo vió crecer hasta el punto de llegar a ser una organización mundial con más de cien Templos, escuelas, asramas, institutos y comunidades agrícolas.
En 1968, Srila Prabhupada fundó Nueva Vrindavana, una comunidad védica experimental en las colinas de Virginia Occidental. Inspirados por el éxito de Nueva Vrindavana, sus discípulos han fundado varias comunidades similares a través del mundo.

En 1972, Srila Prabhupada introdujo en occidente el sistema védico de educación primaria y secundaria, fundando la escuela Gurukula en Dallas, Texas. Desde entonces y bajo su supervisión, sus discípulos han establecido docenas de tales escuelas para niños en los seis continentes.

Srila Prabhupada también estableció varios importantes centros culturales de carácter internacional en la India. El complejo existente en Sridam Mayoapur, Bengala Occidental, será una verdadera ciudad espiritual, un proyecto cuya construcción se extenderá a la siguiente década. El magnífico templo Krishna-Balarama y la Casa de Huéspedes Internacional están situados en Vrindavana, India, mientras que un gran centro cultural y educativo en Bombay, Playa Juhu, yergue sus siete pisos frente al Mar Arábigo. Varios otros centros similares están planeados en importantes localidades del subcontinente indio.
Sin embargo, la contribución más significativa de Srila Prabhupada son sus libros. Altamente respetados por la comunidad académica debido a su autoridad, profundidad y claridad, son usados como textos estándar en numerosos cursos universitários. Sus escritos han sido traducidos a más de treinta idiomas. El Bhaktivedanta Book Trust (BBT), establecido en 1972 con el fin de publicar exclusivamente los trabajos de Srila Prabhupada, se ha vuelto así el mayor editor de libros del mundo en el campo de la religión y filosofía de la India.
En tan sólo doce años, a pesar de su edad avanzada, Srila Prabhupada circumbaló el globo catorce veces; dictó conferencias en los seis continentes y a pesar de tan vigoroso programa continuaba levantándose horas antes de la madrugada cada día para traducir los textos védicos al inglés. Sus escritos constituyen una verdadera biblioteca de la filosofía, religión, literatura y cultura védicas.

Sobre su partida

El 14 de noviembre de 1977, a las siete y media de la tarde, en su cuarto del Krishna-Balarama Mandir, en Vrindavana, Srila Prabhupada dio su última instrucción, dejando este mundo mortal y volviendo a Dios.

Su partida fue ejemplar, porque toda su vida había sido ejemplar.
Una partida que marcó el término de una vida de servicio devocional puro para Krishna. Pocos días antes del final, Srila Prabhupada había dicho que seguía enseñando todo cuanto podía, y su secretario observó: “Usted es la inspiración”. “Sí —había contestado Srila Prabhupada—, lo seguiré haciendo hasta que de mi último suspiro”
El ‘último suspiro’ de Prabhupada fue glorioso, no a causa de ninguna demostración mística de última hora, sino porque permaneció en una conciencia de Krishna perfecta, lo mismo que el abuelo Bhismadeva permaneció completamente sosegado, noble y grave, enseñando hasta el final.

Los numerosos devotos que llenaban la vasta habitación fueron testigos de que hasta el final, Prabhupada fue exactamente el mismo. No hubo nada que de pronto estuviese en contradicción con lo que les había mostrado y enseñado. Por tanto, en el momento de su partida, estuvo enseñando cómo morir, al estar siempre dependiente de Krishna. El final de Prabhupada fue tranquilo. En la noche del 14 de noviembre, el kaviraja le preguntó: “¿Desea algo?” y Prabhupada respondió débilmente, kuch iccha nahi: “No deseo nada”. Su partida se produjo en condiciones perfectas: en Vrindavana, con los devotos. Pocos meses antes, una niña, hija de uno de los discípulos de Prabhupada, había fallecido en Vrindavana, y cuando le preguntaron a Prabhupada si había vuelto a Dios para unirse personalmente a Krishna, él había dicho: “Sí, cualquiera que abandona su cuerpo en Vrindavana, se libera”.

Por supuesto, ‘Vrindavana’ también significa el estado de pura conciencia de Krishna. Como dijo Advaita Acarya a Sri Chaitanya: “Donde Tú estás, es Vrindavana”. Y esto también era cierto referido a Srila Prabhupada. Si Srila Prabhupada hubiese muerto en Londres, Nueva York o Moscú, su destino hubiese sido el mismo. Ya lo afirma Krishna en el Bhagavad-gita: “El que está siempre pensando en Mí, Me alcanzará ciertamente”. Pero como Vrindavana dhama es la quinta esencia del reino de la conciencia de Krishna en el Universo, es el sitio ideal para dejar el mundo, fue también otro rasgo ejemplar de la vida de Srila Prabhupada el que volviese a Dios en Vrindavana como última escala. Los vaishnavas que habían hecho voto de no salir nunca de Vrindavana pudieron ver que Srila Prabhupada, después de sacrificarlo todo, hasta el beneficio de vivir en Vrindavana, para liberar a las almas caídas de los lugares más dejados de la mano de Dios en el mundo, había vuelto a la tierra santa de Vrindavana, y desde allí, había salido hacia la morada original de Sri Krishna en el cielo espiritual. Como se afirma en el Srimad-Bhagavatam: “Todo el que preste servicio en Vrindavana, ciertamente vuelve al hogar, vuelve a Dios, después de abandonar su cuerpo”.

La marcha de Srila Prabhupada fue también perfecta, porque estaba cantando y escuchando los nombres santos de Dios. De manera que la Suprema Personalidad de Dios estuvo presente en la marcha de Prabhupada, rodeado de vaishnavas que cantaban el santo nombre.
Prabhupada citaba a menudo, la oración que decía rey Kulasekhara: “Dígnate permitir que muera, no en alguna prolongada contemplación de mi muerte corporal, sino precisamente cuando esté cantando Hare Krishna. Si puedo meditar en Ti, y después dejar el cuerpo, eso será la perfección”.

Cuando Srila Prabhupada abandonó este mundo y dejó a sus discípulos que continuasen su misión, ellos comprendieron al momento su unión en separación. Él se había ido, pero seguía estando muy presente. Esta comprensión no era una simulación ni un mito, era una realidad completamente sustantiva, práctica, palpable, era un hecho real. Srila Prabhupada les había dado el servicio personal, y entonces debían continuarlo. Prabhupada seguía estando presente a través de sus instrucciones, y todo el néctar de su relación directa con él, el néctar de la conciencia de Krishna que él les había dado y que había compartido con ellos, aún seguía a su alcance.
Del libro: “Prabhupada”